Estudio de Jueces 16
En el libro de los Jueces, en el capítulo 16, encontramos una historia que nos confronta a todos y cada uno de nosotros. En el Pasaje vemos a Sansón, personaje muy conocido por su extraordinaria fuerza, pero también por su promiscuidad y constante debilidad a la sensualidad y la belleza.
Sansón era un hombre que había sido consagrado a Dios (Jueces 13) razón por la cuál no pasaba navaja por su cabeza (Números 6), pero durante los capítulos 14, 15 y 16, vemos como constantemente era conducido por la lujuria a violar constantemente la ley de Jehová, de hecho, en el último capítulo, vemos cómo su debilidad lo conduce a ser derrotado por sus enemigos, teniendo que, en un último acto de redención, morir junto con ellos (Jue. 16:25-31).
De esta historia sacamos enseñanzas muy profundas para todos nosotros, pero muy especialmente, para los adolescentes y quienes nos encontramos aún en la juventud:
-No nos debemos hacernos los fuertes, pues no lo somos. Podemos sucumbir ante el sexo opuesto, su sensualidad y ser conducidos al sexo. No es sabio luchar contra la tentación, lo mejor es huir de ella (1 Cor. 10:13; 2 Tim. 2:22)
-Debemos escoger muy bien nuestras amistades y compañías. (Prov. 5:3-11), aunque este pasaje habla de la "mujer extraña", aplica muy bien, también para "el hombre extraño".
-Debemos recordar que la paga del pecado es la muerte (Rom. 6:23). Sansón fornicó muchas veces, y en la ley de Moisés, la condena por ese pecado era la muerte, por lo cual Sansón debía morir. Como él era el Juez de la nación y además tenía una fuerza extraordinaria, nadie, posiblemente, se atrevía a tocarlo; sin embargo, nadie escapa a la justicia de Dios, y al final vemos como Sansón terminó su vida.
Es importante que comprendamos que, si somos verdaderos hijos de Dios, debemos dedicar nuestras vidas al Señor de señores. El huir de las pasiones juveniles, no debe ser buscando nuestro beneficio sino que debemos hacerlo porque pecar contra el Señor es tener en poco su sacrificio y como dice el libro de Hebreos, "pisotear su sangre" (Heb. 10:29). Así, pues, es mejor seguir el consejo que da el apóstol Pablo a Timoteo y huyamos de todas las pasiones juveniles (2 Tim. 2:22), escogiendo bien nuestras amistades, por unas que en verdad glorifiquen a Cristo y nos incentiven a buscarle con mayor ahínco... Y si lo que se está buscando es formalizar un relación, tu pareja debe motivarte a consagrarte más al Señor de tu vida... El ejemplo de Proverbios 31:10-31, nos puede dar una excelente pauta y referencia.
Sansón era un hombre que había sido consagrado a Dios (Jueces 13) razón por la cuál no pasaba navaja por su cabeza (Números 6), pero durante los capítulos 14, 15 y 16, vemos como constantemente era conducido por la lujuria a violar constantemente la ley de Jehová, de hecho, en el último capítulo, vemos cómo su debilidad lo conduce a ser derrotado por sus enemigos, teniendo que, en un último acto de redención, morir junto con ellos (Jue. 16:25-31).
De esta historia sacamos enseñanzas muy profundas para todos nosotros, pero muy especialmente, para los adolescentes y quienes nos encontramos aún en la juventud:
-No nos debemos hacernos los fuertes, pues no lo somos. Podemos sucumbir ante el sexo opuesto, su sensualidad y ser conducidos al sexo. No es sabio luchar contra la tentación, lo mejor es huir de ella (1 Cor. 10:13; 2 Tim. 2:22)
-Debemos escoger muy bien nuestras amistades y compañías. (Prov. 5:3-11), aunque este pasaje habla de la "mujer extraña", aplica muy bien, también para "el hombre extraño".
-Debemos recordar que la paga del pecado es la muerte (Rom. 6:23). Sansón fornicó muchas veces, y en la ley de Moisés, la condena por ese pecado era la muerte, por lo cual Sansón debía morir. Como él era el Juez de la nación y además tenía una fuerza extraordinaria, nadie, posiblemente, se atrevía a tocarlo; sin embargo, nadie escapa a la justicia de Dios, y al final vemos como Sansón terminó su vida.
Es importante que comprendamos que, si somos verdaderos hijos de Dios, debemos dedicar nuestras vidas al Señor de señores. El huir de las pasiones juveniles, no debe ser buscando nuestro beneficio sino que debemos hacerlo porque pecar contra el Señor es tener en poco su sacrificio y como dice el libro de Hebreos, "pisotear su sangre" (Heb. 10:29). Así, pues, es mejor seguir el consejo que da el apóstol Pablo a Timoteo y huyamos de todas las pasiones juveniles (2 Tim. 2:22), escogiendo bien nuestras amistades, por unas que en verdad glorifiquen a Cristo y nos incentiven a buscarle con mayor ahínco... Y si lo que se está buscando es formalizar un relación, tu pareja debe motivarte a consagrarte más al Señor de tu vida... El ejemplo de Proverbios 31:10-31, nos puede dar una excelente pauta y referencia.
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